Será una quimera la paz en Pinamar, una ciudad que parece sufrir el estigma de la convulsión política. Este lunes se confirmó el adelanto de NOVA: el intendente interino Hernán Muriale, que había asumido en reemplazo del destituido Blas Altieri, presentó su renuncia al cargo, dado que también iba a ser interpelado por el Concejo Deliberante. La marca de la corrupción persigue al municipio.
El mandatario tomó la decisión ante el pedido de interpelación, votado por unanimidad en el Concejo, para que aclare una serie de irregularidades vinculadas a la usurpación de tierras en el distrito, sumado a la creciente ola de inseguridad. La fecha estaba fijada para el jueves 28.
En junio pasado, Muriale dejaba la puerta abierta a una eventual candidatura para revalidar su cargo pero de la mano de Sergio Massa. “Si bien los votos son de Blas Altieri, creo que hice méritos para ganarme un lugar. El año pasado fuimos adheridos al FpV, pero el año que viene no sé qué haremos”, declaró.
No llegó. En la costa verde se habla de una posible «traición» al gobierno local debido a la no tan anunciada llegada del programa CQC, con Gonzalito Rodríguez y su «Proteste ya», que abordó a Muriale «sorpresivamente» a la salida del Concejo. Esta desprotección habría enfurecido al alcalde, lo que se suma el cansancio propio de una gestión con sobresaltos.
A partir del 1° de septiembre, Muriale será reemplazado por el concejal Pedro Elizalde, segundo en la línea sucesoria. El secretario de Turismo, Alfredo Baldini, dijo que el mandamás «se va por una sumatoria de factores, considera que su función está ya cumplida”. Sobre Elizalde, aclaró que tendrá toda la planta política, y podrá armar su nuevo gabinete, como corresponde».
Y eso que en junio pasado Muriale había dicho que “aunque tuvimos que ceder algunos espacios, la gobernabilidad del distrito está asegurada”. Parece que terminó cediendo mucho más de lo que debía.