Desmond Tutu dijo una vez: «En situaciones de injusticia, ser neutral es tomar el lado del opresor».
El boxeador Archie Moore, en referencia a Muhammad Ali, dijo también: «Él es un luchador que defiende algo (…) Es un luchador por los derechos también, como yo. El hombre que se mantiene neutral no lucha por nada».
El comienzo de este mensaje se basa en frases de dos personas de descendencia africana. Ello es muy sintomático, porque ha sido el pueblo de origen africano el que más ha luchado contra la indiferencia y la «neutralidad» ante la discriminación que ha sufrido y sufre su pueblo. ha sido el mundo de origen africano el que ha debido enfrentarse a las doctrinas juridicistas que justificaron la discriminación e incluso la esclavitud.
No tiene cabida ni es aceptable una «neutralidad» – entre comillas – basada en ignorar la represión, los presos políticos, la tortura, el hambre, la falta de separación de poderes. Esa ficción cómoda y advenediza no se llama neutralidad.
Ya van más de 40 muertes en Venezuela. Es algo que nunca debió suceder, son el trágico resultado de un régimen que se obstina en no reconocer que la única salida viable a la crisis en que sumió al país es convocar a elecciones generales ya.
La comunidad Interamericana, junto al resto de la comunidad internacional, seguirá insistiendo en que ése es el rumbo para asegurar la democratización del país.
Es la hora de la negociación definitiva para acordar los términos del restablecimiento de la democracia.
Es la hora de construir puentes. Puentes entre Venezuela y la democracia, entre el país y su Constitución, entre los derechos humanos y el pueblo.
Es la hora de que desde la Comunidad regional contribuyamos a acordar con los representantes del régimen, la reinstitucionalización y el regreso de la democracia a Venezuela. El proceso de diálogo anterior fracasó por no ser consciente de la necesidad de redemocratización que tiene el país.
No será fácil, pero los valores de la democracia y los derechos humanos nos guían y nos obligan a continuar extremando esfuerzos por el bien de la gente de Venezuela.
Porque como sentenció Martin Luther King, «la medida definitiva de un hombre no es su postura en circunstancias convenientes y cómodas, sino su posición en tiempos de reto y controversias».
Desmond Tutu dijo una vez: «En situaciones de injusticia, ser neutral es tomar el lado del opresor».
El boxeador Archie Moore, en referencia a Muhammad Ali, dijo también: «Él es un luchador que defiende algo (…) Es un luchador por los derechos también, como yo. El hombre que se mantiene neutral no lucha por nada».
El comienzo de este mensaje se basa en frases de dos personas de descendencia africana. Ello es muy sintomático, porque ha sido el pueblo de origen africano el que más ha luchado contra la indiferencia y la «neutralidad» ante la discriminación que ha sufrido y sufre su pueblo. ha sido el mundo de origen africano el que ha debido enfrentarse a las doctrinas juridicistas que justificaron la discriminación e incluso la esclavitud.
No tiene cabida ni es aceptable una «neutralidad» – entre comillas – basada en ignorar la represión, los presos políticos, la tortura, el hambre, la falta de separación de poderes. Esa ficción cómoda y advenediza no se llama neutralidad.
Ya van más de 40 muertes en Venezuela. Es algo que nunca debió suceder, son el trágico resultado de un régimen que se obstina en no reconocer que la única salida viable a la crisis en que sumió al país es convocar a elecciones generales ya.
La comunidad Interamericana, junto al resto de la comunidad internacional, seguirá insistiendo en que ése es el rumbo para asegurar la democratización del país.
Es la hora de la negociación definitiva para acordar los términos del restablecimiento de la democracia.
Es la hora de construir puentes. Puentes entre Venezuela y la democracia, entre el país y su Constitución, entre los derechos humanos y el pueblo.
Es la hora de que desde la Comunidad regional contribuyamos a acordar con los representantes del régimen, la reinstitucionalización y el regreso de la democracia a Venezuela. El proceso de diálogo anterior fracasó por no ser consciente de la necesidad de redemocratización que tiene el país.
No será fácil, pero los valores de la democracia y los derechos humanos nos guían y nos obligan a continuar extremando esfuerzos por el bien de la gente de Venezuela.
Porque como sentenció Martin Luther King, «la medida definitiva de un hombre no es su postura en circunstancias convenientes y cómodas, sino su posición en tiempos de reto y controversias».