Las regiones montañosas de todo el mundo han suscitado durante mucho tiempo la fascinación de los visitantes, atraídos por los escarpados paisajes naturales, las actividades al aire libre, las temperaturas más frescas del verano y las singulares culturas de montaña.
De hecho, para estas comunidades, el turismo supone un verdadero salvavidas económico. Las montañas pueden parecer bonitas, pero pueden ser, asimismo, un lugar duro para vivir. Son zonas remotas con altos niveles de inseguridad alimentaria, falta de infraestructura y muy pocos empleos. El turismo constituye una fuente clave de ingresos, pero asegurarse de que las actividades sean sostenibles es fundamental para proteger la belleza natural de las zonas montañosas y su patrimonio cultural. A medida que los viajes comienzan a reanudarse, tenemos la oportunidad de replantear el turismo, velando por que sea sostenible a largo plazo para el medio ambiente y las comunidades locales.
La Secretaría de la Alianza para las Montañas de la FAO y la Organización Mundial del Turismo (OMT) han elaborado una nueva publicación en la que se exploran las formas en que las comunidades de montaña pueden aprovechar estas circunstancias en su beneficio, creando tanto oportunidades de turismo sostenible como medios de vida sólidos.
A continuación, se ofrecen algunos ejemplos de lugares en que ya se está haciendo.
El antiguo arroz rojo de Filipinas
Enclavados en la Cordillera de Filipinas se encuentran los arrozales en terrazas de Fummag, famosos en todo el país por su excelente producción de arroz.
“El arroz de la Cordillera de Filipinas representa la vida, una cultura y una identidad. Es el primer cultivo en plantarse, antes que todos los demás. Es también el primer alimento que las familias preparan, antes de preparar cualquier otro”, dice Lita, de 72 años, que ha trabajado en arrozales toda su vida.
El arroz rojo Ulikan, originario de la aldea de Pasil, es especialmente conocido y los antepasados de Lita vienen cultivando esta variedad autóctona desde tiempos remotos. La leyenda cuenta que cuando el gran líder Likan de la tribu Taguibong desapareció tras una cacería, la variedad de arroz rojo Ulikan creció a partir de sus restos. La tribu llevó las semillas a casa y las plantó en recuerdo de su líder. Varias generaciones después, en la actualidad, hay más de 400 agricultores de arroz rojo Ulikan, predominantemente mujeres, en la zona de Pasil.
La Secretaría de la Alianza para las Montañas, Slow Food y el Departamento de Turismo de Filipinas han emprendido actualmente un proyecto para poner en contacto a pequeños productores con proveedores de servicios turísticos, con el fin de aprovechar el potencial de los sistemas alimentarios y los productos locales, incluyendo visitas a arrozales en terrazas. En 2019, el arroz rojo Ulikan también recibió la etiqueta descriptiva de productos de la Alianza para las Montañas de la FAO, en la que se narra la historia de productos tradicionales desde sus orígenes hasta su venta. La iniciativa tiene por objeto aumentar los ingresos de los agricultores de montaña que viven en zonas remotas.
Observación de las estrellas en el Himalaya
¿Le apetece tumbarse bajo el cielo nocturno para contemplar las estrellas fugaces en uno de los mejores lugares de observación astronómica del mundo? Esto es lo que ofrecen algunas comunidades en el interior del Himalaya con sus servicios de astroturismo, que incluyen la observación astronómica nocturna y acontecimientos especiales de eclipses solares o lluvias de estrellas. Las zonas remotas y montañosas ofrecen los mejores puntos de vista para estos acontecimientos y, situada a más de 3 000 metros de altura, la región india de Ladakh es el lugar perfecto.
Desde 2018, las aldeas de todo Ladakh siguen un modelo de astroturismo dirigido por la comunidad concebido por la Unión Astronómica Internacional y un miembro de la Alianza para las Montañas, Global Himalayan Expedition. Astrostays, una iniciativa controlada y gestionada por las comunidades, incluye alojamientos en hogares de familias y sesiones de observación de las estrellas para los turistas.
“Desde que emprendimos esta iniciativa en el pueblo de Maan, los turistas se quedan a pasar la noche para experimentar las sesiones nocturnas de observación de las estrellas, lo que ha contribuido a generar ingresos adicionales para nosotros”, dijo Tsering Dorjey, un aldeano de 29 años.
Treinta mujeres de 15 pueblos diferentes han recibido formación en fundamentos de astronomía y hospitalidad. Un equipo de cinco miembros de la comunidad de Maan, que han sido formados a tal efecto, dirige las sesiones de observación del cielo nocturno para los viajeros que llegan.
“Ahora los turistas también nos visitan durante los fríos inviernos, el mejor momento para observar las estrellas, lo que ha contribuido a distribuir los beneficios del turismo durante todo el año”, añadió Tsering.
En los primeros cuatro meses de puesta en marcha de esta iniciativa en 2019, Ladakh acogió a 450 visitantes y generó ingresos para la comunidad, que se reinvirtieron en la instalación de 10 calentadores de agua solares y 15 invernaderos esenciales para la comunidad durante la pandemia de la enfermedad por coronavirus (COVID-19). Experimentar la vida nómada en el Irán
Resulta difícil encontrar una experiencia más extraordinaria que ir de migración con una tribu nómada.
Las tribus del Irán residen históricamente en zonas montañosas y migran dos veces al año para que su ganado pueda pastar. Sin embargo, la lejanía de sus comunidades y el singular estilo de vida a menudo provocan la exclusión social y la pobreza, lo que hace que las generaciones más jóvenes abandonen el nomadismo y se conformen con trabajos generalmente de bajo nivel en las ciudades. Ello solo agrava la pobreza de las comunidades y se corre el riesgo de que la etnia y la cultura de estas tribus nómadas desaparezcan gradualmente para siempre. El ecoturismo, en cambio, ofrece a los pueblos nómadas la posibilidad de seguir viviendo en las montañas, manteniendo su estabilidad financiera y preservando su cultura local.
IRANomad Tours ha elaborado un modelo de ecoturismo que permite a pequeños grupos de viajeros extranjeros responsables la posibilidad de unirse a una familia nómada de la tribu Bakhtiari durante su migración. Esta tribu se mueve entre las provincias de Bakhtiari, Chaharmahal y Khuzestan en las montañas de Zagros, en el suroeste del Irán. Durante el viaje, los turistas comparten la comida, las tareas y las tiendas de campaña con las familias.
El aumento del turismo ha despertado la ambición de los jóvenes nómadas por convertirse en guías turísticos certificados. Un curso de formación de nueve meses les proporcionará un certificado de guía local expedido por el Ministerio de Turismo iraní, lo que les permitirá ofrecer sus propios recorridos personalizados.
El futuro de los viajes debe ser uno que respete y apoye a las comunidades locales. Las excursiones y experiencias sostenibles no solo protegen el medio ambiente, sino que impulsan los medios de vida de las comunidades locales y mantienen la prosperidad de las zonas de montaña durante años.