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EL FONDO VERDE PARA EL CLIMA APRUEBA EL 10º PROYECTO DE PREPARACIÓN DE LA FAO

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La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) apoya diez proyectos en diez países de África, Asia, el Caribe, Europa Oriental y América del Sur a sentar las bases de iniciativas de adaptación resilientes frente al cambio climático, financiados por el Programa de Preparación del Fondo Verde para el Clima (GCF, por sus siglas en inglés).

El Programa de Preparación (Readiness Programme) pretende aumentar la capacidad de los países en desarrollo para acceder a fondos del GCF para implementar planes nacionales de mitigación y adaptación al cambio climático dirigidos por ellos mismos. El objetivo fundamental es que los países cumplan sus compromisos adquiridos en el Acuerdo de París de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y limitar el aumento de la temperatura global en 2ºC, y apoyarles en la adaptación de sus sistemas agrícolas y de seguridad alimentaria ante las consecuencias del cambio climático.

El 10º proyecto de Preparación de la FAO en ser aprobado se localiza en Guyana, y eleva a 7 millones de dólares EEUU las aportaciones a la FAO del GCF en el marco del Programa de Preparación desde diciembre de 2017.

“Estamos trabajando con los países para prepararles a adoptar medidas frente al cambio climático en un futuro próximo. Esto incluye hacer posible que las familias más pobres produzcan alimentos mientras adoptan sistemas de bajas emisiones y desarrollan su resiliencia frente al cambio climático”, señaló René Castro, Director General Adjunto del Departamento de Clima, Biodiversidad, Tierras y Aguas de la FAO.

“El 10º proyecto de Preparación que va a aprobarse –añadió- es un hito importante en nuestro trabajo con el Fondo Verde para el Clima”.

Reforzar la resiliencia climática para el futuro

Los proyectos en Burkina Faso, Congo, Guinea Ecuatorial (dos proyectos), Guyana, Kenya, Kirguistán, República Democrática Popular Lao, la ex República Yugoslava de Macedonia y Saint Kitts y Nevis, abordan la restauración de tierras y bosques degradados, la escasez de agua y el desarrollo de un sector ganadero sostenible y con bajas emisiones. Aplican métodos de agricultura climáticamente inteligente y de reducción del riesgo de desastres para lograr medios de vida rurales resilientes frente al cambio climático.

En Burkina Faso, por ejemplo, la FAO está trabajando con los socios gubernamentales para preparar un análisis estratégico del potencial de adaptación y mitigación de los bosques y tierras agrícolas. En la República Democrática Popular Lao, la FAO ayuda a preparar un plan de inversiones forestales para una mejor colaboración con el sector privado en la adaptación al cambio climático, y en la ex República Yugoslava de Macedonia, la FAO asiste a los ministerios del gobierno a armonizar sus marcos normativos sobre la adaptación al cambio climático.

En los otros países, la FAO apoya a los gobiernos a alinear sus estrategias de cambio climático con sus compromisos de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, aportando capacitación a los ministerios y otras instituciones, ayudando a establecer mecanismos para generar consenso sobre las prioridades nacionales y asistiendo en tareas técnicas específicas, como estudios científicos.

En total, la FAO cuenta tiene planificados 41 proyectos de Preparación en 34 países, de los cuales 15 serán sometidos a examen durante el próximo ciclo de aprobación en septiembre.

El Fondo Verde para el Clima fue establecido en 2010 por la Conferencia de las Partes en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) como fondo mundial para financiar la mitigación y adaptación al cambio climático en países en desarrollo.

20 ACCIONES PARA TRANSFORMAR LA ALIMENTACIÓN Y LA AGRICULTURA

Una nueva herramienta de la FAO aporta formas concretas de acelerar la implementación de la Agenda para el Desarrollo Sostenible

Con el objetivo de ayudar a los responsables de las políticas y otros actores del desarrollo a acelerar el progreso hacia los compromisos globales de acabar con la pobreza y el hambre, la FAO ha lanzado un conjunto de 20 acciones interconectadas diseñadas para mostrar el impacto de la agricultura sostenible frente a los grandes desafíos del planeta.

Transformar la alimentación y la agricultura para alcanzar los ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenible) supone una guía práctica para los países sobre cómo fortalecer la seguridad alimentaria, generar empleo decente, estimular el desarrollo rural y el crecimiento económico, conservar los recursos naturales y responder al cambio climático, todo ello como parte de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible.

“Por primera vez, la FAO ha recopilado un conjunto de acciones interconectadas que pueden ayudar a reparar nuestros sistemas alimentarios fracturados, y enseñar que desde las raíces de la agricultura y la alimentación sostenibles, se obtienen los frutos de la transformación”, aseguró Maria Helena Semedo, Directora General Adjunta de la FAO y al frente de Recursos Naturales, en un evento que ha coincidido con la reunión anual del Consejo de la FAO.

“Si no queremos dejar a nadie atrás –añadió- la transformación de la alimentación y la agricultura es esencial para el desarrollo sostenible”.

La FAO actúa como custodio de casi el 10 por ciento de los 232 componentes del marco de indicadores de los ODS aprobados en 2017 por la Asamblea General de las Naciones Unidas, que van desde la seguridad alimentaria hasta la producción sostenible, y desde el agua potable hasta la vida submarina y terrestre.

La nueva publicación -diseñada como herramienta de aprendizaje-, ofrece un compendio de instrucciones para agilizar la implementación real de los ODS, en un momento en que el aumento del hambre en el mundo, la degradación de los suelos y de la tierra -y otros problemas relacionados con nuestros sistemas alimentarios- piden una respuesta urgente.

La nueva guía práctica, que detalla cómo los objetivos de desarrollo sostenible están interrelacionados, es útil para inversores, investigadores y profesionales técnicos, así como para los responsables de la toma de decisiones que deben ocuparse de la integración de los objetivos y metas de la Agenda 2030. También subraya cómo la visión general es aquella “en que la alimentación y la agricultura, los medios de subsistencia de la población y el manejo de los recursos naturales se abordan no por separado, sino como un todo”.

¿Qué debe hacerse?

Las 20 “acciones interconectadas” pueden ayudar a diseñar las estrategias para alcanzar el Hambre Cero y los Objetivos de Desarrollo Sostenible relacionados con la alimentación y la agricultura, incluyendo promover medios de vida más resilientes y una mayor productividad e ingresos para los pequeños productores rurales.

Su objetivo es incluir los numerosos sectores agrícolas y el desarrollo rural en el programa de desarrollo de un país en su contexto más amplio. Según explica la guía, la inversión rural, las cooperativas de agricultores reforzadas, las asociaciones públicas, los debates sobre políticas accesibles y una mejor coordinación entre los ministerios -todo ello enfocado en las personas, sus medios de vida y el medio ambiente-, son aspectos clave para lograr un cambio necesario y transformador.

Cada una de las acciones se identifica gráficamente con su contribución a los objetivos de los ODS. También se relacionan con componentes clave de la agenda de desarrollo, en particular ayudando a los pequeños campesinos a acceder y beneficiarse de los mercados, impulsar la diversificación, el conocimiento y la resiliencia, salvaguardar los recursos naturales -incluyendo la salud del suelo, la biodiversidad y el agua-, reducir la pérdida y el desperdicio de alimentos y promover el consumo sostenible, derechos de tenencia, protección social adecuada, una mejor nutrición, abordar y adaptarse al cambio climático y mejorar los sistemas de gobernanza.

Cada una de las 20 acciones refleja asimismo las perspectivas de la experiencia técnica de la FAO en áreas de trabajo que van desde la agroecología y la biodiversidad, hasta la gestión de cuencas hidrográficas y los sistemas alimentarios urbanos y los entornos normativos favorables. También se identifican métodos prácticos para garantizar que todas las partes interesadas tengan acceso a los mecanismos de gobernanza, así como problemas reales que surgen para quienes deciden los presupuestos y establecen las políticas.

Un enfoque integrado para la sostenibilidad

Si bien las principales mejoras en la productividad agrícola en las últimas décadas han contribuido a atender las demandas alimentarias de una creciente población mundial, ese progreso ha conllevado a menudo elevados costes sociales y ambientales que comprometen la fertilidad futura del planeta. Que 815 millones de personas sufran todavía hambre -y que una de cada tres esté malnutrida-, refleja un desequilibrio en el sistema alimentario.
Como la agricultura -en su sentido más amplio-, es el mayor empleador del planeta y es especialmente crucial en las zonas rurales donde vive la mayoría de la población más pobre y vulnerable del mundo, el cambio hacia la sostenibilidad tiene un gran potencial para revitalizar los paisajes rurales y generar un crecimiento económico inclusivo, piezas clave para el éxito en la Agenda 2030.

La guía señala igualmente que aprovechar el potencial del sector privado es fundamental para poder progresar. La actual “revolución silenciosa” de la cadena de valor del pescado en Bangladesh ofrece un ejemplo del camino a seguir. Las políticas públicas y la infraestructura catalizaron las inversiones de capital de cientos de miles de pequeños actores que llevaron a triplicar el sector acuícola del país, diversificándolo más allá de los tradicionales peces carpa, mayores rendimientos y precios más bajos, que contribuyen a la seguridad alimentaria.

Del mismo modo, el trabajo de la FAO con el gobierno de Níger allanó el camino para instrumentos financieros y de crédito inclusivos que las organizaciones de productores locales pueden aprovechar para crear una amplia red que proporcione insumos de calidad y a buen precio a los campesinos por todo el país. Eso llevó a casi duplicar los rendimientos de cultivos básicos, como el sorgo y el mijo

La FAO espera que esta guía práctica refuerce su apoyo efectivo a los países, a medida que desarrollan estrategias y planes de acción capaces de acelerar la transformación de los sectores agrícolas hacia la implementación de los ODS.