Un equipo de científicos del Instituto de Investigaciones Científicas y Técnicas para la Defensa descubrió una familia de compuestos que permite convertir la energía solar en química o eléctrica con mayor eficiencia.
Este conjunto de compuestos aprovechará la energía solar un 500 por ciento más de lo que se hace actualmente. Tras un año de estudios, el descubrimiento fue llevado adelante por Manuela Kim y los doctores Eugenio Otal e Ismael Fábregas, de la División Materiales Porosos del CITEDEF, dependiente del Minsiterio de Defensa.
Los compuestos forman parte de las Estructuras de Metales Orgánicos (Metal Organic Frameworks, en inglés), que permiten crear nuevos materiales con las propiedades deseadas simplemente juntando bloques formados por nanopartículas inorgánicas y polímeros orgánicos.
Actualmente, la energía solar solo es aprovechada por la utilización de los rayos ultravioletas, que es menos del 10 por ciento de la energía solar disponible, mientras que los nuevos compuestos absorven toda la luz visible, aprovechando el 50 por ciento de la energía disponible.
Estas estructuras de metales orgánicos permite convertir la energía solar en química o eléctrica con mayor eficiencia, en un proceso similar al que desarrolla una planta cuando hace fotosíntesis convirtiendo la luz del sol en nutrientes.
El doctor Eugenio Otal, que dirigió al equipo de investigación, explica que este proceso produce un flujo de electrones dentro del material, que son conducidos por un cable y así se obtiene la energía eléctrica.
«Si los conducimos hacia una molécula de agua, la podemos descomponer en sus constituyentes, oxígeno e hidrógeno. El hidrógeno generado acumula energía química y se puede almacenar para generar energía eléctrica durante las noches cuando no tenemos energía solar disponible», agrega.
Otal señala que generar paneles solares con esta tecnología es algo factible a mediano plazo y asegura que «una de las ventajas más importantes de esta tecnología es que las materias primas son de bajo costo y la inversión necesaria para la ingeniería es también accesible».
El uso de esta tecnología tiene un impacto positivo en el medioambiente. «La producción de energía convencional en la actualidad tiene una fuerte huella de carbono, producción de gases invernadero, destrucción de capa de ozono, contaminación del aire, entre mucho otros efectos adversos.
Dado que la humanidad posee un fuerte pasivo ambiental que se arrastra desde la revolución industrial, los efectos no serán visibles a corto ni mediano plazo, pero es un proceso a detener con urgencia», advierte Otal.