A 37 años de la primera ronda de madres, Almirante Brown reivindica la lucha y no olvida.
Frente a un nuevo aniversario de aquel histórico 30 de abril de 1977, en el que un grupo de madres se reunió en el Monumento a Manuel Belgrano para suplicar por la aparición de sus hijos secuestrados, Almirante Brown continúa construyendo más memoria colectiva.
El 30 de abril de 1977, fue la primera vez que un grupo de 14 madres convocadas por Azucena Villaflor de Devincenti, se reunió junto al Monumento a Manuel Belgrano, y motivadas por la fuerza del amor y el coraje para la lucha, dieron origen al movimiento de derechos humanos más poderoso que enfrentó la dictadura cívico-militar en nuestro país.
La idea de esa primera manifestación, pública y pacífica, era solicitar información sobre el paradero de sus hijos, y había surgido del grupo inicial de madres, en oportunidad en que esperaban ser atendidas por el Secretario del Vicario Castrense. Fue allí donde se oyó proponer a Azucena Villaflor “Individualmente no vamos a conseguir nada. ¿Por qué no vamos todas a la Plaza de Mayo?. Cuando vea que somos muchas, Videla tendrá que recibirnos”. El propósito era poder mantener una audiencia con el presidente de facto, Jorge Rafael Videla, para interpelarlo en relación a las desapariciones.
Con el transcurso del tiempo fueron muchas las madres afectadas que sumaron su compromiso a la lucha – Azucena Villaflor de Devincenti, Hebe de Bonafini, Berta Braverman, Haydeé García Buelas, María Mercedes Gard, Cándida Gard, María Adela Gard, Julia Gard, Delicia González, Pepa García de Noia, Mirta Baravalle, Kety Neuhaus, Raquel Arcushin, Antonia Cisneros entre otras.
Originariamente las madres permanecían de pie, sin caminar. Muy pronto, fueron los policías que custodiaban la plaza, quienes ordenaron que marcharan de a dos porque el país se encontraba bajo estado de sitio, y estaba prohibida la reunión de tres o más personas.
Desde entonces todas comenzaron a marchar con un pañuelo blanco que las distinguía, en torno a la Pirámide de Mayo, como símbolo de libertad.
Ese pañuelo se convirtió en emblema de una organización que hoy cumple 37 años y que luego de haber obtenido un prestigio internacional por la acción desarrollada en la defensa de los derechos humanos, deja para las actuales generaciones, un legado de coraje y entrega inclaudicable que supo pararse frente a la intolerancia y el genocidio, frente a la provocación y la muerte, frente a la desaparición y el espanto.
El Secretario de Educación, Cultura y Derechos Humanos, Esc. Jorge Herrero Pons consignó “Soportaron la represión y la clandestinidad, y una treintena de años después, las encontramos fortalecidas en sus ideales y más acompañadas y comprendidas que nunca. Desde Almirante Brown las reconocemos, las reivindicamos, resignificamos su valor y celebramos el sendero de Verdad y Justicia que supieron marcarnos para la construcción de una Patria inclusiva y solidaria”.