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Respuesta de la FAO a la crisis

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Respuesta de la FAO a la crisis

Como reflejo de las crecientes necesidades, la FAO ha aumentado su llamamiento anual de financiación de años anteriores a 25 millones de dólares EEUU en 2016 para ayudar a las familias a producir alimentos e incrementar su resiliencia a través de diversas actividades.

Para cubrir las necesidades alimentarias inmediatas, la FAO trabaja con grupos locales de mujeres para apoyar la agricultura doméstica con la distribución de semillas, aperos y pollos que mejoran la nutrición familiar y permiten ingresos adicionales en el mercado.

Para los agricultores vulnerables que trabajan extensiones de tierra más grandes, la FAO proporcionará bombas de riego con energía solar con la ayuda de las Asociaciones de regantes, lo que permite a los campesinos a continuar la producción a pesar de la escasez de combustible que han hecho en muchos casos imposible utilizar bombas de diesel.

Yemen es uno de los países con mayor escasez de agua en el mundo, con menos de un 5 por ciento de la media mundial disponible por persona al año, por lo que el riego supone una cuestión clave para los agricultores.

A través del proyecto de la cuenca de Sana’a, la FAO ayuda a los campesinos a aplicar prácticas agrícolas climáticamente inteligentes y mejorar así la productividad y gestión de los recursos hídricos.

Mantener el ganado sano y productivo es igualmente importante y por ello la FAO está trabajando con socios locales para sostener las campañas de vacunación y distribución de piensos para animales.

Por último, los pescadores que perdieron sus medios de subsistencia tras los recientes ciclones podrán volver a pescar en mares y ríos con la ayuda de nuevos aparejos.

«Al igual que todos los organismos de ayuda que operan en Yemen en este momento, estamos trabajando con severas limitaciones de movimientos y acceso a extensas zonas del país, así que tenemos que ser realistas sobre lo que podemos ofrecer», explicó Peterschmitt, quien añadió que los programas actuales alcanzarán a cerca de medio millón de personas.

«Pero estamos viendo –añadió- los efectos inmediatos que las pequeñas intervenciones tienen sobre las familias, como la cría doméstica de aves de corral y pequeños rumiantes

Ahora pueden alimentarse y vender los excedentes para obtener ingresos. Aprovechamos todas las oportunidades para apoyar a las comunidades a continuar produciendo en circunstancias difíciles”.

La FAO promueve una hoja de ruta para combatir las enfermedades zoonóticas
Los expertos se centran en frenar las enfermedades emergentes transmitidas por animales, como el Ébola y el MERS

28 de enero de 2016, Roma – La amenaza de enfermedades infecciosas transmitidas por animales, como el Ébola y el coronavirus del síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS-CoV) tiene visos de continuidad, y en el futuro pueden producirse más brotes y sin duda aparecerán nuevas amenazas, según advirtió hoy Juan Lubroth, Jefe del Servicio veterinario de la FAO, preguntándose si el mundo está preparado para detectarlas y evitar su propagación.

Para evaluar y gestionar mejor este tipo de brotes en el futuro, los responsables de las políticas deben fomentar un programa de investigación integrado que determine lo que sabemos y lo que sobre la dinámica de transmisión y los patrones de propagación de las dos epidemias recientes, así como promover la colaboración y redes de vigilancia y diagnóstico más sólidas, según la FAO, que gracias a los fondos y el patrocinio de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), reunió este mes en Roma a investigadores y responsables de políticas de todo el mundo en unas jornadas técnicas sobre el Ébola y el MERS.

«Existen varias lagunas importantes en nuestro conocimiento de cómo se transmiten estas enfermedades, tanto para los seres humanos como para las potenciales especies animales huéspedes, así como sobre su epidemiología y el riesgo que pueden suponer para la inocuidad alimentaria, así como la seguridad alimentaria de las poblaciones que dependen de la ganadería o la caza», señaló Lubroth.

La FAO insta desde hace tiempo a intensificar la colaboración y el intercambio de información. Las reuniones de este mes fueron más allá, tratando temas que incluyeron desde métodos diagnósticos epidemiológicos y de laboratorio a las cadenas de suministro y estudios de comportamiento.

Los participantes contribuyeron a elaborar un mapa integrado de las actividades en curso y previstas en el ámbito de la investigación de laboratorio, desarrollo de ensayos, vigilancia, formación, comprensión de las prácticas de riesgo e identificación de medidas preventivas.

La investigación es clave para comprender y mitigar el riesgo de enfermedades infecciosas emergentes en animales y humanos, según Andrew Clements, Asesor Técnico de la Oficina para la Salud Global de la USAID.

«Un elemento clave –dijo- de la comprensión del riesgo está en coordinar el uso de diagnósticos y vigilancia de animales y humanos y comprender cómo las cadenas de valor de los animales pueden contribuir a la propagación de enfermedades de los animales a las personas».

«Al mismo tiempo, debe fortalecerse la capacidad de los países para prevenir, detectar y responder a las amenazas de enfermedades infecciosas. La FAO y la USAID han trabajado juntos con éxito durante los últimos 10 años para llevar a cabo este tipo de actividades», añadió Clements, poniendo como ejemplo la respuesta a la gripe aviar H5N1 en Asia.

El Servicio de Sanidad Animal de la FAO está promoviendo un esfuerzo concertado para identificar exactamente qué animales sirven como reservorios o huéspedes intermediarios de un virus, su distribución geográfica, los comportamientos humanos y animales que favorecen la transmisión, así como los mecanismos de transmisión viral y los factores ecológicos y sociales que apoyan o mitigan los brotes.

EL VIRUS DEL ÉBOLA

El brote de 2014-15 de la enfermedad del virus del Ébola (EVE) en África occidental se cobró más de 11 000 vidas e infectó a más del doble de personas, según la OMS.

Mientras que existe un amplio consenso sobre que el aumento de los brotes de Ébola desde 1994 está relacionado con un mayor contacto entre las personas y los animales silvestres infectados a raíz de la intrusión en partes boscosas de África, la cuestión sigue siendo si la ecología del virus ha cambiado en el contexto de la urbanización y las políticas de ordenación de la tierra.

Tampoco se sabe si los animales domésticos pueden verse infectados con el virus en las condiciones existentes sobre el terreno.

Los estudios experimentales muestran que los cerdos infectados con la EVE pueden transmitir la enfermedad a otros cerdos y primates no humanos, al tiempo que se sabe que los perros desarrollan una reacción inmune en las zonas afectadas por los brotes, pero su papel en las redes de contagio nunca ha sido demostrado.

Estas preguntas y otras cuestiones pertinentes se abordarán en los próximos años y la reunión de Roma allanó el camino para una futura colaboración entre los investigadores y los equipos sobre el terreno. La FAO contribuirá a través de un importante programa de campo para comprender mejor la dinámica de la enfermedad en la interfaz entre las personas, los animales y el entorno que comparten. Incluyendo la fauna silvestre, ya que la caza es ampliamente considerada como uno de los principales factores de riesgo para el contacto con el Ebola, ya que la carne de animales silvestres supone una importante fuente de nutrición de calidad para muchas comunidades.

En este sentido, la FAO está desarrollando también material de comunicación de riesgos que permita un enfoque rápido y culturalmente apropiado con la población local.

EL SÍNDROME RESPIRATORIO DE ORIENTE MEDIO

El coronavirus causante del síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS-CoV, por sus siglas en inglés), una amenaza emergente para la salud pública mundial que causa neumonía viral grave en los seres humanos, se detectó por primera vez en Arabia Saudita en 2012.

Desde entonces han muerto más de 500 personas por la enfermedad y se han confirmado casi tres veces más casos en humanos, el última en un omaní que estaba de visita en Tailandia.

Varios estudios han indicado que los dromedarios o sus productos son la vía principal de propagación para las infecciones humanas, aunque -como en el caso de la EVE- los murciélagos no se pueden excluir como posible reservorio.

El MERS-CoV afectó principalmente a las personas en Arabia Saudita, pero también en los vecinos Qatar, Jordania, Omán y Yemen. También se registraron casos entre la población en Europa, Asia y América del Norte que habían viajado a la región de Oriente Medio.

Sin embargo, la preocupación es mayor debido el posible vínculo con los camellos, cuyas poblaciones más numerosas se encuentran en Somalia, Sudán, Kenia y Níger y son especies ganaderas muy importantes para el sustento, la cultura y la forma de vida de la población.

Los participantes de la reunión instaron a prestar mayor atención al sector camellero, incluyendo reglamentos más adecuados para la sanidad y el comercio.

La reunión de la FAO acordó realizar estudios comparativos de África y Oriente Medio para entender por qué no se han señalado casos humanos de MERS en África a pesar de la presencia de camellos que dieron positivo para el virus.

En base a declaraciones anteriores, se acordó también promover una vigilancia más activa sobre el terreno para comprender mejor los patrones de transmisión, la duración de la inmunidad, la gama de huéspedes y las diferentes formas en que los camellos se crían y participan en las cadenas comerciales y de valor.

También se decidió desarrollar más pruebas serológicas, establecer biobancos que alberguen múltiples tipos de muestras, realizar infecciones experimentales con varias cepas para determinar fenotipos, y desarrollar herramientas moleculares.

Como seguimiento de la reunión, la FAO y la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE) explorarán la creación de una red científica y técnica sobre el MERS.