Alejandro Granados cumple 120 días como ministro de Seguridad bonaerense. Recibió a Clarín en Pinamar, donde se instaló para supervisar personalmente el operativo de seguridad para el verano.
-¿Cómo va el operativo?
-El 28 de diciembre nos instalamos desde Mar de Ajó hasta Mar de las Pampas. Desde ese día hablé con por lo menos 5.000 policías en 16 reuniones y con todos los que están en los 24 puestos de ingreso a los balnearios de la Costa. Vinimos con muchas ganas, la Policía con una gran actitud, 5.000 agentes recién egresados más 3.000 que eran habitués del Operativo Sol.
-¿No se desprotege el conurbano trayendo policías para la Costa?
-No, porque no sacamos policías de ningún lado, porque egresaron 5.000 policías de las escuelas de Policía descentralizadas y de la Vucetich, y pudimos traerlos para acá. Son policías que van a ir a distintos municipios cuando termine el operativo, allá por finales de febrero. Muchos quedan aquí, una gran cantidad queda en Mar del Plata, Villa Gesell, muchos que ingresaron a las escuelas descentralizadas de la Costa.
-¿Cuántos policías hacen falta en toda la Provincia?
-Debemos llegar a 100.000 hombres trabajando en la seguridad, no 100.000 en la Policía. Llegaremos a 2015 con unos 70.000 policías de la Bonaerense, más 15.000 policías locales, de cada municipio. Esperemos que los legisladores sancionen la ley ahora, en febrero, para que podamos desde los municipios sumar a la seguridad unos 15.000 hombres, más los efectivos de las fuerzas federales que deben trabajar especialmente en el conurbano. Cuando tengamos esos 100.000 hombres, en 2015, vamos a poder ir viendo las soluciones que todos los vecinos están esperando.
-¿Los intendentes deben manejar la Policía en sus distritos?
-Soy el primero que planteo eso. Es totalmente necesario, porque el intendente es el jefe de seguridad del municipio, el vecino acude a él en forma inmediata. Si no le recogieron la basura, si le robaron la bicicleta o el auto, enseguida va a la Municipalidad. Cada municipio tienen que tener su Policía local. De esa manera hacemos una batalla importante contra la delincuencia. Tiene que ser así: cuando estemos en una plaza comiendo un helado tiene que pasar el móvil de la Policía de la Provincia, cuando vas por la mitad del helado tiene que pasar el móvil de la Gendarmería, y cuando estás terminando el cucurucho tenés que ver el móvil de la Policía local. Entonces ahí sí los que van a tener sensación de inseguridad van a ser los delincuentes.
-¿Y qué opinan los intendentes?
-La gran mayoría está de acuerdo, pero hay algunos que no. La ley va a ser de adhesión. Yo creo que es parte del comienzo de la solución.
-¿No cree que sumar más fuerzas al sistema de la seguridad suma más posibilidades de corrupción?
-No, ¿por qué? Yo veo la cara de los 5.000 chicos que salieron de la escuela de Policía y me daría vergüenza hablar de corrupción. Son chicos sanos, nuevos, del interior. Tanto los mandos como la parte que me toca a mí tenemos que atacar a los malos y correrlos.
-Los nuevos pueden ser así, pero ¿luego el sistema no los lleva a aceptar situaciones de corrupción?
-Gente mala hay en todos lados, en todos los ámbitos de la vida tenés malos y buenos… por suerte siempre somos más los buenos. A los malos hay que aplicarles todo lo que dice la reglamentación y la ley, hay una serie de mecanismos para ir corriéndolos. No es sencillo, no se puede hacer de un día para el otro. Ocurre igual en todos lados.
-¿Hay nichos de corrupción en la Policía de la Provincia?
-Como en todos lados. Lo importante es cómo se va desafectando a los que no quieren trabajar.
-¿Cómo se controla a la Bonaerense?
-Hay que estar todo el día. Cuando estás todo el día encima, yo les hago apagar una baliza, les hago revisar la comida de los caballos, viendo si cuidan los móviles. Hoy tengo una calentura total porque chocaron una camioneta cero kilómetro… ya fue sancionado el chofer. La instrucción es que anden a 20 kilómetros por hora, y así no tenés posibilidad de chocar. Hay que escuchar a los vecinos. Yo tengo la gimnasia del intendente, hablo con la gente de la entrada de Cariló y hablo con la tropa, con el vigilante. Como dice Lula, hay que escuchar, todo el día y a todos.
-La gente se queja porque, por los controles policiales, tienen demoras en los accesos a los balnearios…-Que se quejen, prefiero que se quejen por el exceso de cuidado, de recaudos. Me encanta. Cuanto más se quejen, más me gusta. No me gustaría que se quejen porque robaron una casa. Acá hay 8 mil hombres trabajando en toda la costa, sobre todo en la prevención. Se les pidió que estén atentos, que no estén con los teléfonos mandando mensajitos. Cada persona que pasa la tienen que mirar de cabo a rabo porque en cualquier coche puede venir un enemigo en potencia. Vienen vehículos con matrimonios, con chicos, con la palita, con el baldecito… esos vienen de vacaciones. Si vienen cuatro hombres solos y sin equipaje, ¿qué van a hacer, dónde se van a alojar? Hay que preguntar…
-En la calle, ¿qué le piden?
-Vas a pensar que te estoy macaneando. Todas felicitaciones, cien por cien. Al menos acá, en la Costa. Y mirá que ando en la calle, eh.
-En 120 días le pasó de todo. ¿Le siguen recordando el exabrupto que tuvo en aquel acto de Ezeiza (cuando le dijo mogólico a un hombre que lo cuestionaba)?
-Los 120 días me parecen 120 años… Ya pedí las disculpas correspondientes. Es un episodio cerrado. Además, no me lo recordó nadie. Absolutamente nadie. Y mirá que yo no miento. Alguna vez digo alguna cosa… Pero soy así. Por eso hablo poco con la prensa. Porque hablo sin filtro… no sé hablar de otra manera.
-¿Reconoce la inseguridad como un problema?
-La inseguridad es una llaga que nos duele a todos. Le toca a cualquiera, los chorros no seleccionan nada. Pasás, tac y te la dan. El tema de la seguridad no debe ser utilizado políticamente. Debe ser un tema de Estado. Todo el mundo debe cambiar ideas, ¿quién puede tener la verdad total? Pero hay que copiar modelos exitosos, y tengo la experiencia de mi municipio (Ezeiza). En el departamento judicial de Lomas de Zamora, lejos, es el índice más bajo. En 2003 nos robaban 50 autos por mes y, ahora, 5.
-¿El Estado reconoce la problemática? Porque algunos funcionarios la negaban…-Los problemas hay que reconocerlos y atacarlos. Y tratar de solucionarlos. No es fácil, es una Provincia grande. Es la mitad del país. Hay una concentración impresionante en el Conurbano. Todo ha mejorado mucho, pero con un crecimiento tan grande a veces se complica.
-¿Está bien equipada la Policía?
-No, tiene que estar mejor, en todo. Tiene que comprar un helicóptero por año, mil móviles por año, 20.000 chalecos por año y 10.000 pistolas por año. Tiene que ser una ley. Lo número uno es la inversión en recursos humanos. Lo número dos, en equipamiento. Primero la Policía bien paga, después, bien equipada. Me hice un enfermo de estos temas, me gustan, los siento, me gusta estar encima de las cosas.
«Extraído de Clarín.com»